Este jueves 23 de octubre, el ícono indiscutido del rock argentino, Charly García, celebró su cumpleaños número 74 en el barrio porteño de Palermo, en una jornada marcada por el cariño de sus seguidores y la presencia de figuras emblemáticas de la música nacional. Fiel a su estilo y a una tradición que ya se volvió ritual, el artista se reunió con familiares y amigos íntimos en un bar de Fitz Roy y Avenida Córdoba, donde recibió múltiples homenajes y muestras de afecto.

Desde temprano, decenas de fanáticos comenzaron a congregarse frente al edificio donde reside el músico, en la intersección de Coronel Díaz y Avenida Santa Fe. Allí, como cada año, se organizó una vigilia espontánea que incluyó carteles, cánticos, ovaciones y hasta un espectáculo musical que recorrió parte del extenso repertorio de García, autor de clásicos como “Demoliendo hoteles”, “Promesas en el bidet” y “No voy en tren”. El encuentro, cargado de emoción y gratitud, se convirtió en una antesala vibrante al festejo principal.

Minutos antes de la medianoche, Charly salió de su domicilio y se dirigió en automóvil al bar donde lo aguardaban sus seres queridos. En el interior del local, decorado con guiños a su estética y legado, lo esperaban figuras centrales de la escena musical argentina, entre ellos David Lebón, Pedro Aznar, Hilda Lizarazu, Joaquín Levinton, Andy Chango, Benito Cerati y el Zorrito Von Quintiero. La velada, íntima y festiva, se transformó en un tributo viviente a una carrera que marcó generaciones.

El momento cúlmine llegó cuando el reloj marcó las doce. Sentado en un sillón rojo, vestido con camisa blanca, chaqueta de cuero negra y sombrero a tono, García recibió el canto colectivo de “Feliz cumpleaños” mientras sonreía ante los flashes y abrazos. La torta, diseñada especialmente para la ocasión, rindió homenaje al espíritu de “Say No More”, el álbum que lanzó en 1996 y que sintetiza su filosofía artística y personal. Sobre un fondo oscuro, la sigla “SNM” en rojo se destacó como emblema, acompañada por una única vela dorada encendida que iluminó el instante.

La celebración no solo reafirmó el lugar de Charly García como leyenda viva del rock nacional, sino que también evidenció el vínculo inquebrantable que mantiene con su público. En cada gesto, cada canción y cada mirada compartida, se respiró el respeto y la admiración por un artista que sigue siendo faro y referente de la cultura argentina.

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